Directora de Los Arcos promete abrir clinica em Março no Centro Lisboa
Referi que existe um poderoso lobby pro aborto.
Reparem neste artigo.
A fonte de informação do artigo é Yolanda Hernandez , directora de uma clinica de abortos.
Repare-se como ela refere as pobres coitadas que abortam em vão de escada.
Esse foi um dos argumentos do sim.
Isto é : O Sim repete argumentos da dona de uma clinica de abortos.
Reparem como por fim a yolanda Hernandez afirma que qualquer que fosse o resultado do referendo iria abrir clinica de abortos, em Março.
Outros pontos a reter : Reparem como a espanha ìam 4 mil portuguesas abortar.
Notem que já eram publicados na nossa imprensa anuncios publicitando as clinicas espanholas.
Portugal: La batalla por el derecho al aborto
Enviado por editor el Dom, 11/02/2007 - 12:49 mujeres | Portugal
Este domingo, 11 de febrero, los electores y electoras portugueses deben pronunciarse a favor o en contra de la despenalización del aborto. Hace falta recordar que un primer referéndum sobre la misma cuestión, celebrado el año 1998, dio como resultado una ajustada victoria del “no”. La batalla se anuncia de lo más difícil.
Desde Lisboa, Alda Sousa *
La vigente legislación portuguesa sólo autoriza el aborto en caso de violación, de riesgo para la salud de la madre o de malformación congénita del feto. Las mujeres que recurren al aborto son hoy en día perseguidas, llevadas ante la justicia y condenadas a penas de prisión que pueden llegar hasta tres años de privación de libertad. El referéndum propone despenalizar los abortos efectuados durante las diez primeras semanas del embarazo, en un establecimiento médico reconocido.
Los grupos contrarios al aborto y la jerarquía de la iglesia católica están desarrollando una campaña muy agresiva, amenazando incluso con la excomunión automática y la prohibición de funerales religiosos a los creyentes que osaran votar “sí”. Pese a esto, el campo del “no” da señales de división interna. Algunos sectores integristas querrían abrogar la legislación actual para obligar a llevar a término su embarazo incluso a las mujeres víctimas de violaciones. Otros dicen que haría falta retirar las penas de prisión y proponen condenas consistentes en trabajo de sustitución. Finalmente, hay gente que pretende que ninguna mujer no habría de ser enjuiciada por los tribunales, pero que se resisten a modificar la ley.
Los demócratas cristianos eran, al comienzo, el único partido político que hacía claramente campaña por el “no”. El Partido socialdemócrata (PSD) deja libertad de voto a sus diputados y adherentes, que han sido numerosos y numerosas a tomar posición públicamente a favor del “sí” y a integrarse en los movimientos por el derecho de decidir de las mujeres. La semana pasada, pero, el PSD ha otorgado íntegramente los espacios televisivos de propaganda electoral que le corresponden... a los partidarios del “no”.
La movilización por el “sí” es incomparablemente más fuerte que durante la campaña del 1998. El Partido socialista, desde el gobierno, se hay comprometido. El primer ministro, José Socrates, diferentes miembros de su gabinete, así como los principales dirigentes nacionales y locales socialistas se han significado como defensores del “sí”, multiplicando los actos de campaña en qué participan.
Se han constituido diferentes movimientos por el derecho de elegir de las mujeres, mediante iniciativas unitarias o bien complementarias. Un día, son los médicos favorables al derecho de decidir quienes celebran una rueda de prensa dando a conocer los casos de mujeres muertas como consecuencia de los numerosos abortos clandestinos que se practican en el país. Al día siguiente, los católicos progresistas distribuyen una hoja explicando que la despenalización del aborto no es en absoluto una cuestión que haya de establecer la frontera entre creyentes y no creyentes. Algunos diputados al Parlamento europeo – hay 17, de un conjunto de 24 representantes, que se han manifestado a favor de la liberalización – explican las leyes de los otros países de la Unión, estigmatizando Portugal, Irlanda, Polonia y Malta como los últimos estados dónde el aborto todavía sigue siendo ilegal. En otra ocasión, representantes de diferentes grupos parlamentarios distribuyen manifiestos que reclaman el voto favorable de la ciudadanía a la despenalización.
Aun cuando lo han hecho con un estado de ánimo muy poco unitario, los movimientos creados por el PCP también se han movilizado, sobre todo a través de los sindicatos y organizando toda una serie de mítines con su secretario general, Jeronimo de Sousa. El Bloque de Izquierdas (coalición anticapitalista en qué militan los compañeros y compañeras de la IV Internacional, y que cuenta actualmente con un grupo parlamentario de nueve diputados y diputadas) se ha lanzado a fondo en el movimiento por el derecho de las mujeres a disponer de su cuerpo, desarrollando una campaña propia. El compañero Francisco Louça y otros dirigentes del “Bloco” surcan el país tomando contacto directo con la ciudadanía y celebrando numerosos mítines. Nuestra campaña se ha centrado en la criminalización de qué son objeto las mujeres y la persecución con saña que hace la ley portuguesa vigente. El Bloque de Izquierdas está altamente motivado por este tema y nuestra participación en el proceso unitario ha sido particularmente destacada. Hasta ahora, todas las encuestas dan como ganador el “sí”. Pero hace falta ir con cuidado, porque también fue el caso del año 1998. En aquella ocasión, la abstención llegó hasta el 68 % y, hoy como entonces, la baja participación electoral puede hacer bascular el resultado final de la contienda. Esta última semana resulta pues decisiva para la victoria del “sí”. Todos los esfuerzos son todavía necesarios, cada minuto y cada acción cuentan.
Las mujeres portuguesas van a las clínicas españolas porque no pueden abortar libremente en su país
Cécile Chambraud **
En la clínica “Los Arcos” de Badajoz, la telefonista responde en portugués. Y es bien normal: el 60 % de la clientela de este establecimiento, situado a unos cuántos kilometros de la frontera portuguesa, proviene del país vecino. Son mujeres que vienen a abortar aquí, porque no pueden hacerlo en Portugal, donde se celebrará un referéndum sobre el derecho al aborto el próximo domingo, 11 de febrero. Unas 4.000 portuguesas viajan cada año hasta esta clínica española, o bien hasta un centro similar sito en Mérida, en la misma región extremeña.
La directora de estas dos instituciones, Yolanda Hernández, ha organizado toda esta afluencia. En 1996, empezó a prospectar en Portugal, visitando numerosas asociaciones familiares, asociaciones de mujeres y centros sanitarios. “A veces, me echaban fuera de mala manera”, recuerda. Al año siguiente, abrió el centro de Mérida, y un año más tarde la clínica de Badajoz, en el mismo momento en qué fracasaba el primer referéndum portugués sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.
“A partir del 2000, la información ha empezado a circular de verdad”. La información entre particulares... y los pequeños anuncios que, bajo un lenguaje críptico, aparecían cada día en la prensa portuguesa. “Tratamiento voluntario del embarazo”, dicen los anuncios de la clínica que aparecen en los principales diarios del país. Cualquier mención explícita de la interrupción voluntaria del embarazo seria objeto de persecución y penalización por parte de la ley portuguesa.
Las mujeres que llegan hasta esta clínica son enviadas por médicos portugueses en desacuerdo con esta legislación, que sólo autoriza el aborto en casos extremos (peligro para la vida de la madre, malformación fetal...). Estas mujeres provienen, lo más a menudo, de ámbitos sociales “medios o superiores”. Justo es decir, de aquellos que disponen de los recursos, a la vez financieros y de información, suficientes por poder acceder a los servicios de estos establecimientos.
En plena tragedia
“Algunas de estas mujeres ya han abortado clandestinamente en Portugal, a veces en condiciones desastrosas, encima de la mesa de la cocina, o incluso en un garaje”, explica la señora Hernández. Algunas comadronas – o antiguas comadronas – practican a veces esta “actividad” en su propia casa. Pese a la prohibición, “algunas clínicas portuguesas practican también interrupciones voluntarias del embarazo de manera ilegal”, añade la directora. En estas condiciones, en Portugal, un aborto puede costar 1.000 euros. En “Los Arcos”, varía entre 350 y 625 euros.
El psiquiatra de la clínica, Blas Curado, revela que una pequeña proporción de estas mujeres son chicas muy jóvenes, de 14 o 15 años, que no saben nada a propósito de la contracepción. “También hay mujeres separadas o divorciadas, que se encuentran embarazadas de su compañero enmedio de un conflicto de pareja”, señala. El doctor Curado subraya que muchas de estas mujeres le llegan en situaciones de depresión profunda, provocadas por un embarazo no deseado que las aboca a un impasse. “La situación de estas mujeres se ve a menudo agravada por el carácter mucho más rígido, en Portugal que no en España, de las estructuras familiares y de la mirada social, sobre todo en los pueblos pequeños, donde todo el mundo se conoce”. A veces, el psiquiatra debe tratar también a las madres – las chicas menores de edad han de ir obligatoriamente acompañadas de un pariente – que, bastante a menudo, sólo se han enterado de la situación de sus hijas unos días antes “y que tienen el sentimiento de hundirse en plena tragedia”.
A mediados de marzo, Yolanda Hernández abrirá una tercera clínica. Esta estará situada “en pleno centro de Lisboa, sea el qué sea el resultado del referéndum”, promete. Al fin y al cabo, declara la directora, la ley portuguesa que rige actualmente el derecho al aborto es casi la misma que tenemos en España. Las diferencias se sitúan en el terreno de la interpretación.
Os argumentros que refere- abortos em vão de escada
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